—El tema de los funcionarios es un asunto que siempre conlleva polémica, y cuando le preguntan, parece que sus respuestas dan muchos titulares...
—Lo sé. Pero yo voy a seguir diciendo lo mismo, aunque malinterpreten mis palabras. En España, como en cualquier otro país, hay muchísimos funcionarios y muchos, muy buenos. Especialmente en dos sectores clave de la economía, en Sanidad y en Educación. Hay otros funcionarios, que el problema no es suyo. El problema es que no tienen competencias, porque éstas se han transferido del Estado central a las autonomías. Se han quedado sin trabajo, y por buenos que sean, no tienen nada que hacer. Y cuando esto pasa en el sector privado, pues se pone en evidencia que hay que reestructurar la situación. También digo, aunque siempre se malinterpreta, que creo que es bueno evaluar a los funcionarios y que tendrían que tener una parte de salario fijo, y otra variable, en función de lo que tengan que aportar. Tienen que ser cada vez más parecidos a los trabajadores del sector privado, en todos los aspectos, es decir, en cuanto a pensiones, sanidad, en cuanto a horarios, etcétera. Con las mismas ventajas y los mismos inconvenientes. Ni más, ni menos
—¿Y sobre los políticos?
—Lo he comentado en muchas ocasiones, y también ha sido malinterpretado, pero sigo reafirmándome en mi postura: creo que los políticos españoles deberían ganar más dinero. No es posible que el presidente del Gobierno gane lo que gana. Debería ganar dos o tres veces más. Y los diputados en el Parlamento, también.
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