domingo, 20 de diciembre de 2009

El ratón no acaba con el fracaso escolar

20.12.09 - 00:23 -
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Pasan las diez y media de la mañana en el instituto 'Cáparra' de Zarza de Granadilla. Teo Domínguez y Pedro Carabias van a empezar, a dúo, la clase de Inglés con una veintena de alumnos de segundo de Secundaria.
Los profesores controlan desde el monitor que tienen en su mesa los de los estudiantes, encastrados en pupitres especiales que, a su vez, van anclados al suelo, rodeados por una maraña de cables.
Para esta lección de un día cualquiera del mes de noviembre se van a utilizar los ordenadores, como suelen hacer siempre estos dos maestros en sus horas de idiomas.
Hay algunas máquinas que no se encienden. Habrá que revisarlas, para ver si necesitan pasar por la sala de operaciones. En cualquier caso es algo que ocurre apenas con una decena de las 200 máquinas que hay en este instituto y para solucionarlo tienen a un técnico permanentemente.
El 'Cáparra' compartió con el instituto de Ceclavín en el curso 2002- 2003 el honor de inaugurar el proyecto 'Aula Tecnológica' de la Junta de Extremadura, consistente en instalar en los centros de nueva creación un ordenador por cada dos alumnos. El programa, pionero a nivel nacional, se fue extendiendo desde entonces al resto de institutos y colegios públicos, tanto antiguos como de nueva creación.
En estos momentos son alrededor de 70.000 los ordenadores que se reparten entre todos ellos. Esta cifra coloca a la comunidad autónoma a la cabeza de Europa en materia de innovación educativa, ya que su ratio es de un ordenador por cada dos alumnos en ESO y de uno por cada seis en Primaria.
La inversión realizada para hacer posible este equipamiento supera los 60 millones de euros en compra de ordenadores, a los que hay que sumar los 3,3 que se han necesitado en el último ejercicio para actualizar los de los profesores, con el fin de permitir un mejor funcionamiento del software más actual para los que los equipos actuales han quedado obsoletos, tal y como se reconoce desde la propia Junta de Extremadura, promotora de todo este proceso.
Precisamente esa caducidad es la que ha llevado a la modificación de las máquinas de los docentes. «Serán 3.200 ordenadores-servidores, una solución imaginativa -se señala desde el gobierno regional- que permitirán actualizar los ordenadores de los institutos ahorrando un mínimo de 25 millones de euros que habría costado cambiarlos».
Ni sindicatos, ni personal docente, ni políticos de la oposición, cuestionan el esfuerzo que ha hecho el gobierno autonómico por colocar la región a la cabeza de la innovación tecnológica europea, un logro que en sus inicios fue reconocido incluso por el 'Washington Post', que llevó la iniciativa hasta su portada en noviembre de 2002.
Lo que sí se pone en tela de juicio, siete años después, es si se abordó con demasiada prisa y si el uso real de los ordenadores merece el gasto realizado con fondos públicos.
«El proyecto surgió como un boom mediático de cara al resto del país. Nos convertimos de repente en los reyes del mambo de la informática, mientras en los centros había carencias importantes y urgentes de solucionar», señala Adrián Vivas, de CSI-CSIF.
«Nadie consultó a los profesores», apunta su compañero Juan Carlos Guerra, de STE-EX. «Las aulas están llenas de ordenadores, sí, pero en todos estos años no se han abordado carencias de infraestructura, el exceso de alumnos por clase o la falta de atención a los que presentan necesidades especiales que ha supuesto que alumnos sordos estén durante semanas sin intérprete». Profesores y representantes sindicales centran sus quejas en que no se demandase esa colaboración de la otra parte afectada por el proceso.
Si se hubiera hecho, habrían señalado que anclar los ordenadores en pupitres sujetos al suelo convierte el aula en un espacio rígido. Además, las pantallas en medio de las dos mesas dificultan el control de los alumnos, que utilizan los monitores para esconderse, sobre todo en situaciones tan apetitosas como la realización de exámenes.
«El proceso de las nuevas tecnologías modifica su rol», apunta Miguel Salazar, representante sindical de UGT, que destaca el tremendo esfuerzo que han hecho y continúan haciendo muchos docentes para adaptarse a la presencia de las computadoras en los centros.
Cuando los ordenadores aterrizaron en las aulas la falta de formación de buena parte de los profesores era uno de los principales obstáculos. La Junta de Extremadura ha programado en todo este tiempo más de 2.000 cursos en los Centros de Profesores y Recursos. «Cierto, pero para que fueran efectivos tendrían que programarse dentro del horario lectivo y tener una duración de uno o dos meses», rebate UGT.
Los datos que maneja CSI-CSIF indican que un 70 por ciento de los docentes tiene que desplazarse desde su lugar de residencia hasta el de trabajo. «De manera que se entiende que asistir a un curso fuera del horario lectivo cueste trabajo», apunta Vivas. Desde las filas de ANPE, su vicepresidente, Francisco Venzalá, afirma que la medida de dotar de ordenadores a los alumnos debiera producirse cuando se hubiesen solucionado los muchos problemas de los centros, tanto de infraestructura como de masificación, fracaso escolar, abandono temprano...».
Lo mismo opinan desde el PP, cuyo diputado, César Díaz Solís, señala que «se ha empezado a hacer la casa por el tejado».
A pesar de lo que se ha conseguido a favor de la formación de los profesores, sigue habiendo algunos que no utilizan los ordenadores en sus clases.
«Se utilizan poco»
«Los ordenadores se están utilizando poco, al menos en este centro». Lo dice Teo Domínguez, que además de profesor de Inglés en el instituto de Zarza de Granadilla es coordinador de Nuevas Tecnologías. «Falta formación y hay miedo a las nuevas tecnologías o simplemente por comodidad. ¿Para qué cambiar si me va bien?, pueden preguntarse. O, ¿ y si no me va bien?».
Está también el freno que supone el retraso de unos diez minutos que puede tardar la puesta en marcha de los ordenadores. «Se ha avanzado mucho en mejora de conexiones y mantenimiento, pero se siguen produciendo fallos, por ejemplo, cuando se utilizan varios a la vez y la banda ancha resulta insuficiente», señala Fernando Maíllo, director del IES de Zarza. Consciente de ello, el gobierno regional comenzó a principios de 2008 la ampliación de la red de telecomunicaciones. En una encuesta que el año pasado se realizó precisamente en este centro, la mitad de sus 22 docentes señalaron que lo usaban muy esporádicamente.
Teo Domínguez se sale de esa proporción. Tal vez porque el estudio de los idiomas es de lo que más juego da a la hora de aplicar los recursos informáticos. «El ordenador es un recurso educativo muy bueno. Lo importante es saber cómo utilizarlo para mantener la atención de los chavales».
Las asignaturas de 'ciencias' puras (Matemáticas, Física o Química) son más difíciles a la hora de utilizar el ordenador, mientras que otras como Arte, Geografía, Historia, Biología o Lengua, permiten un uso más agradecido, como la posibilidad de hacer un recorrido visual por un museo en lugar de pasar diapositivas sobre la pared.
El proyecto de 'Aula Tecnológica' pone a disposición de los maestros material didáctico del software libre extremeño, Linex. Además, hay una quincena de profesores liberados que forman el Grupo de Software Educativo de Extremadura (GSEEX) dedicados a dotar de contenido el portal educativo, según se señala desde la propia Junta. Ese contenido se completa con el material en soporte informático que proporcionan las editoriales de libros y con el que los propios docentes obtienen de Internet. Se apunta como un obstáculo el hecho de que el Linex sea incompatible con Windows porque limita la información disponible.
Alumnos aventajados
«A muchos profesores la revolución tecnológica les ha pillado con el paso cambiado», indica Eduardo Fernández, presidente de la asociación 'La Tiza'. Constituida en 1986, está integrada por profesores no universitarios y tiene en su poder los resultados de otra encuesta, realizada el curso pasado, con la que se intentó conocer qué uso real se estaba dando a los ordenadores. Se realizó a 426 profesionales que trabajan en 66 centros de Extremadura.
El 68 por ciento de los profesores encuestados contestaron que «ocasionalmente o nunca» utilizan el Linex en clase; en cuanto al porqué de esa circunstancia, un 58 por ciento señaló que se debe a que «después de la formación recibida en estos últimos años se manejan poco, casi nada o nada» en ese entorno. Hay alumnos que llegan a superar a sus profesores en el manejo de la Informática. El cacereño Daniel Nieto reconoce que algunos de su clase saben más que el propio informático del centro. Su compañera Yolanda Díaz le escucha mientras maneja el ratón con soltura porque además del monitor de clase tiene en su casa uno propio.
La habilidad puede llegar a ser tan grande que hay chavales que se jactan de saltarse los propios controles de acceso implantados para llegar hasta las redes sociales, 'Tuenti', 'Facebook' o 'Messenger'.
Lo corrobora Ana Méndez, profesora en Badajoz, que señala que los ordenadores «son una herramienta más, pero creo que está sobrevalorada. Nuestros alumnos se encuentran en un rango de edad en el que su madurez intelectual no es suficiente como para extraer información por sí mismos ni de un libro ni de una página web. Sólo les interesa el aspecto lúdico del ordenador».
Desde la experiencia de Zarza de Granadilla como centro inaugurador del proyecto se señala que el buen uso del ordenador aumenta según sube la edad de los alumnos. También según sus inquietudes formativas, de manera que a mejor expediente, mejor utilización.
Por el momento el uso del ordenador en las aulas no ha contribuido a disminuir el índice de fracaso escolar en Extremadura, más alto, incluso, durante el último ejercicio que en ediciones previas.
A pesar de ello, desde Zarza, y mientras da su clase de inglés con ayuda de los ordenadores, Domínguez se atreve a señalar que seguramente «será un beneficio que se advertirá a medio plazo».
¿Discriminados?
Pero los ordenadores no han llegado a todos los centros. Los colegios concertados se sienten discriminados. «No tenemos siquiera la posibilidad de optar a la instalación de ordenadores para los alumnos de estos centros y estamos hablando de más del 25 por ciento de los estudiantes extremeños», afirma Rafael Ramos, presidente de Concapa (Confederación Católica de Padres).
Ramos insiste en reclamar para los concertados los mismos derechos que para los públicos. «Somos centros sostenidos con fondos públicos y funcionamos igual que ellos, que nadie se confunda y no estamos reivindicando más que la igualdad».
Por eso les indigna no tener acceso al proceso de tecnologización educativa puesto en marcha por la Junta de Extremadura, igual que no lo tienen a las ayudas para transporte y comedor escolar. «Solamente cuando el gobierno autonómico tenga en cuenta nuestros derechos estaremos viendo el final del túnel».


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InMACUlada del Rosal

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